Gas trazador frente a jabón en spray: El camino hacia una detección de fugas más rápida

Bob es un técnico de calidad que trabaja en con un importante proveedor automovilístico de Estados Unidos. En su trabajo diario, Bob se encarga de comprobar si hay fugas en las cajas de baterías eléctricas. Es nuevo en este puesto y le entusiasma trabajar con los vehículos del futuro. Como las baterías son el corazón de los coches eléctricos, garantizar la calidad de cada caja de baterías que pasa por sus manos le motiva. Garantizar el funcionamiento eficiente de los vehículos eléctricos le produce una gran satisfacción.

Cuando empezó en su puesto, la empresa de Bob utilizaba agua jabonosa para encontrar fugas. El agua jabonosa es barata y fácil de usar, y el ahorro de tiempo y dinero es importante en los rápidos procesos de fabricación actuales. Bob simplemente aplicaba el líquido y buscaba fugas. Debido a que el aire sale de un orificio forma una burbuja, comprendió que "Si no hay burbuja, no hay fuga" y que "Si hay burbuja, sí hay fuga". Le enseñaron a inspeccionar primero las conexiones, ya que eran las causantes de la mayoría de los fallos; Además de inspeccionar con precisión cada punto sospechoso de fuga. También se le formó para que tuviera mucho cuidado al secar las baterías, tanto por dentro como por fuera, después de la prueba, ya que cualquier resto de agua jabonosa podría causar corrosión. Al final del día, también debe limpiar su puesto de trabajo, ya que el agua jabonosa deja residuos en el suelo que pueden suponer un riesgo para la seguridad de los empleados.

Por desgracia, por medio pruebas con agua jabonosa, las fugas pequeñas son difíciles de detectar. Después de un tiempo, Bob se dio cuenta de que este sencillo método de prueba no encontraría todas las fugas, aunque la mayoría eran grandes y fáciles de localizar. Además, le molestaba que las cajas de las baterías se empaparan por dentro. Se planteó probar otros métodos de detección de fugas, pero su jefe le dijo que el método de prueba con jabón era el correcto.

Bob estaba convencido de que habría una forma mejor de comprobar las cajas de baterías de forma fiable y rápida. Las quejas de los clientes sobre conexiones oxidadas, así como el tiempo necesario para secar cada caja, le animaron a buscar alternativas. No estaba convencido de que los coches del futuro debieran probarse con agua y jabón.

Tras una rápida investigación, Bob descubrió que las pruebas de fugas con gas trazador se utilizaban de forma estándar en muchas aplicaciones de fabricación de automóviles. El cambio a la detección de fugas con gas trazador implicaba costos más elevados al principio, pero la inversión rápidamente se amortiza. Sin duda le ayudaría a detectar las fugas más pequeñas, aunque estuvieran situadas en lugares difíciles de ver, sin perder tiempo intentando ver de dónde proceden exactamente las burbujas. Además, eliminaría la necesidad de limpiar el desastre que queda después de la prueba de burbuja.

Encontrar fugas lentas con rapidez era un argumento de peso en una época en la que hay que producir coches con rapidez para satisfacer la creciente demanda. Convenció a su jefe de que unos límites de fuga más estrictos requerían métodos de prueba innovadores y que cambiar el agua jabonosa por la detección de fugas con gas trazador de hidrógeno era lo correcto.

Cuatro meses después, se sustituyeron las antiguas pruebas de cajas de baterías por otras nuevas y se instalaron nuevos instrumentos de pruebas más innovadores en el centro de trabajo de Bob. Un año después, Bob fue reconocido por introducir la mejor iniciativa 3I: Inspeccionar - Mejorar - Aumentar.

Flujo de trabajo inspeccionado
Mejoró la calidad
Aumento de la eficacia

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